En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, hace mucho tiempo atrás vivía un hidalgo de los de apariencia tosca, escudo de cuero y de contextura muy delgada, todo un galgo corredor. Todo lo que cabía en su estómago era una olla de algo más vaca que carnero y menestras los viernes. Los días de entresemana se honraba con su paño extrafino de color pardo ceniciento o de lana sin teñir,sí,el era Quijote.
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